- Los resultados muestran mejoras en la capacidad funcional y calidad de vida de los pacientes
- Estos programas podrían ser una alternativa sencilla, económica, segura y eficaz a los programas de ejercicio físico supervisado para algunos pacientes
De izquierda a derecha: Cruz González, Laura López y Patricia Palau.
Un ensayo clínico del Instituto de Investigación Sanitaria INCLIVA, del Hospital Clínico de València, ha mostrado los beneficios de un programa domiciliario de entrenamiento de la musculatura inspiratoria (EMI) en pacientes con COVID persistente.
Los resultados de este trabajo –que se han publicado recientemente en BMJ Open Respiratory Research– mostraron que, en pacientes sintomáticos, tras más de un año de un ingreso por neumonía por SARS-CoV-2, la aplicación de este programa domiciliario durante 12 semanas es capaz de mejorar de forma significativa su capacidad funcional y su calidad de vida.
Las investigadoras principales de este ensayo han sido las doctoras Patricia Palau y Laura López, del Grupo de investigación en Insuficiencia Cardiaca de INCLIVA y responsables de valoración de capacidad funcional y programas de rehabilitación cardiaca en pacientes con insuficiencia cardiaca del Hospital Clínico, y la Dra. Cruz González, del Grupo de Investigación en Enfermedades Respiratorias y Enfermedades Raras Respiratorias de INCLIVA y responsable del Laboratorio de Exploración Funcional del Hospital Clínico.
La fatiga y la intolerancia al ejercicio son los síntomas más comunes en pacientes con COVID persistente. Las sociedades científicas recomiendan programas de ejercicio físico supervisados iniciados de forma precoz tras un ingreso por neumonía por SARS-CoV-2. Sin embargo, la presión asistencial y la alta prevalencia de esta condición clínica dificultan el acceso de gran parte de los pacientes a estos programas.
Por todo ello, los programas domiciliarios de entrenamiento de la musculatura inspiratoria podrían ser una opción adecuada y factible y, por tanto, una alternativa eficaz y efectiva a los programas de ejercicio físico supervisado para mejorar la capacidad de ejercicio y la calidad de vida en pacientes con COVID persistente. Se trata de una intervención sencilla, económica y segura que podría implementarse después de un breve periodo de adiestramiento por parte de fisioterapia.
Este programa requiere de un adiestramiento corto en una primera sesión presencial por parte del fisioterapeuta y, después, el paciente realiza en su domicilio los ejercicios inspiratorios con un dispositivo que ofrece resistencia a la inspiración. Al paciente se le instruye que debe realizar los ejercicios dos veces al día (periodos cortos de 10-15 min separados entre sí) todos los días. Una vez a la semana, en una sesión presencial de unos 5-10 minutos, el fisioterapeuta supervisa cómo está realizando el ejercicio cada paciente y ajusta la intensidad de trabajo (resistencia del dispositivo).
En el ensayo clínico se incluyeron un total de 26 pacientes tras más de un año del alta hospitalaria, que fueron aleatorizados a recibir un programa de EMI o grupo control. A todos los pacientes se les realizaba una evaluación neumológica y cardiológica completa. Se les realizaba una prueba de esfuerzo para evaluar la capacidad funcional máxima (conocida como ergoespirometría) y se les realizaba un cuestionario de calidad de vida al inicio del estudio y a las 12 semanas.
Los resultados mostraron que los pacientes del grupo de entrenamiento mejoraron más de 4 puntos su capacidad funcional comparado con el grupo control y mostraron, además, un beneficio significativo en términos de calidad de vida.
A todos los pacientes del grupo control se les ofreció un programa domiciliario de EMI tras finalizar las 12 semanas del estudio.
El ensayo clínico ha obtenido, para su financiación, una beca de la Sociedad Española de Cardiología: Investigación Clínica en Cardiología, SEC 2021.
Enlace al artículo: https://bmjopenrespres.bmj.com/content/9/1/e001439