- La ingesta de cáusticos es una situación clínica frecuente que puede ocasionar complicaciones graves e incluso la muerte
- El objetivo era determinar las pruebas más apropiadas, evitando las innecesarias, sin perder la capacidad de detectar casos graves
De izquierda a derecha: Joan Tosca, Rosana Villagrasa y Ana Sanahuja.
Investigadores del Instituto de Investigación Sanitaria INCLIVA, del Hospital Clínico de València, han conseguido elaborar una secuencia diagnóstica para identificar cuál es la exploración más adecuada ante la ingesta de cáusticos, según el riesgo de complicación del paciente, con el fin de evitar exploraciones innecesarias y sin perder la capacidad de detectar casos graves.
Los resultados del estudio, que ya se aplican de forma habitual en la actividad asistencial, se han publicado recientemente en el artículo ‘Caustic ingestion: a risk-based algorithm’, en American Journal of Gastroenterology. Los investigadores principales son los doctores Joan Tosca, Ana Sánchez y Ana Sanahuja, del Grupo Clínico Asociado en Medicina Digestiva de INCLIVA. Han participado también los doctores Rosana Villagrasa Manzano, Paloma Poyatos, Pilar Mas Mercader, Isabel Pascual Moreno, Paloma Lluch García, Belén Herreros Martínez, Andrés Peña Aldea, Vicente Sánchiz Soler y Miguel Mínguez Pérez, del mismo grupo de investigación.
La ingesta de cáusticos es una situación clínica frecuente que puede dar lugar a casos muy leves, en los que prácticamente no existe ninguna afectación para el paciente, pero también puede ocasionar complicaciones muy graves e incluso la muerte.
En nuestro medio, aproximadamente la mitad de las ingestas de cáustico en adultos y prácticamente todas las de niños son accidentales (por descuidos, cambio de envase…) y suelen implicar a productos fácilmente accesibles, la mayoría en el ámbito doméstico (como lejía, salfumán o detergente), aunque también en el ámbito laboral (como lejías o detergentes industriales, que, en general, son más nocivos). En las ingestas voluntarias, el volumen ingerido suele ser mayor y su pH (medida del grado de acidez o alcalinidad) más extremo, por lo que suelen provocar lesiones más graves y con mayor riesgo de complicación.
Tras la ingesta de un cáustico, conviene reconocer rápidamente cuáles son los casos más graves, para decidir si un paciente precisa de ingreso hospitalario y de medidas de vigilancia y tratamiento más agresivas. Para identificar estos episodios graves, además de la valoración clínica, se dispone de numerosas exploraciones complementarias como analíticas, pruebas de imagen (radiografía, tomografía axial computarizada) y endoscopia digestiva alta. Sin embargo, el valor de estas exploraciones ha sido objeto de debate en los últimos años y no existe, hasta el momento, un acuerdo unánime sobre cuál es la prueba ideal.
El objetivo principal de este trabajo era elaborar una secuencia diagnóstica que permitiera identificar cuál es la exploración más adecuada en una determinada ingesta de cáusticos. A diferencia de otras propuestas, la particularidad de este algoritmo es que está diseñado para decidir las exploraciones óptimas en función del riesgo de complicación que presenta el paciente, evitando las que no son necesarias. De esta forma, determina la prueba o pruebas a priori más apropiadas en cada caso concreto, sin dejar de detectar casos graves.
Para alcanzar este objetivo, se analizaron cuáles son los factores más relevantes en el pronóstico tras la ingesta de cáusticos. Con ellos, se elaboró la secuencia de exploraciones que mejor clasificaba los casos según su pronóstico, en el que se ha basado el algoritmo diagnóstico. A continuación, se comparó dicha secuencia con otros algoritmos previamente propuestos por otros grupos y se confirmó que, mediante la aplicación de los resultados del estudio, se optimizaba el manejo de la ingesta de cáusticos, al proporcionar una capacidad diagnóstica adecuada, solo con las pruebas necesarias.
Enlace del artículo: doi: 10.14309/ajg.0000000000001953